12 junio, 2014

Mensaje en una botella


«Debería comprarme un barco e irme a tomar por culo.

Son las cinco de la tarde. Me he levantado a las 12 o así del mediodía y desde entonces: he entrado en facebook catorce veces, he leído ocho entradas de blogs, he revisado mi correo unas tres veces, cada una de las cuatro cuentas que tengo, y me he llegado a meter dos veces en twitter, sabiendo que no puedo tener ningún mensaje porque lo utilizo nada más que para promociones y concursos que nunca gano.

Desde que me he levantado no he tenido ningún contacto humano. No me he cruzado con ninguna persona por la calle y cuando he entrado a una tienda de electrónica, a comprarme unos altavoces, no me ha atendido nadie. He pagado con tarjeta frente a una máquina que gritaba los pasos del proceso: “Good morning”, “put the product in the bag”, “select your pay mode”, “thank you and go fuck yourself”.

Debería comprarme un barco porque vivo en un océano y me estoy ahogando.

PD: Si alguien ve este mensaje, que lo comparta».


Recuerdo que escribí esto en una tarde de calor, mientras el culo me sudaba mares y me deslizaba por el cuero del sillón. Por la noche, llamé a un colega y salimos a tomarnos unas pintas por C. Nos reímos mucho y lo pasamos muy bien.

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